Una regla rápida y sencilla para ser feliz
Ser feliz es algo mucho más sencillo de lo que parece. El problema es que la mayoría de las personas, realmente no se permiten sentir felicidad porque viven agobiadas por lo que deberían hacer, por cumplir expectativas que realmente no son suyas y en fin, hacer «lo que es correcto». Es fácil darse cuenta de como la mayoría del tiempo, nuestros deseos poco tienen que ver con lo que la sociedad y nuestra familia esperan de nosotros. Como muy a menudo estamos justamente en donde no queremos estar. Por eso, existe una única regla que puede marcar la diferencia entre sentirte bien o no.
Esta consiste únicamente en hacerte una simple pregunta: ¿cuál es tu primer instinto ante una situación?
Constantemente reprimimos sentimientos que deberíamos expresar para sentirnos a gusto. Cuando nos sentimos felices y tenemos ganas de ponernos a bailar y cantar, pero luego decidimos que mejor no porque sería muy ridículo. Cuando alguien nos dice que debemos hacer algo y nuestra primera respuesta, es querer negarnos porque no nos sentimos a gusto, pero después decidimos dejarlo pasar. Incluso cuando tenemos ganas de llorar pero nos aguantamos para «no ser débiles».
La felicidad consiste en poder desahogar todo eso que sentimos sin temor alguno, incluso las emociones que son negativas, para que no se conviertan en algo que nos destruye por dentro. Esto también se aplica a todas esas cosas que queremos hacer, pero que no nos atrevemos por temor a equivocarnos o al que dirán.
Siempre que te encuentres en una situación confusa, preguntáte a ti mismo honestamente, cual es tu primera reacción y que es lo que de verdad te gustaría hacer. Si la respuesta está clara entonces no lo dudes y haz aquello que te haga sentir mejor.
La vida es demasiado corta como para reprimirnos.